¤*... Y uno a uno los pétalos fueron cayendo...

Al igual que todos los días, ella caminaba hacia su casa después de un árduo día de trabajo extrayendo el polen de las flores mas altas... Como siempre llevaba un vestido rosado, y su clásica flor entre sus fuccias cabellos...

Su rutina era siempre la misma, se despertaba en su cálida casa ubicada a los pies del tercer sauce a la izquierda del río, se levantaba antes de que el sol la iluminara con sus tibios rayos, para así recolectar gotas de rocío caídas por la noche, y llevarlas a las plantas que las necesitaban, en la tarde extraía el polen de las flores altas.. al igual que toda su familia y amigos su labor era mantener el equilibrio del bosque en el cual vivían.. Era una vida muy tranquila.. la gente de este pueblo desconocía la ambición, la traición, la maldad y la locura, al contrario de la vida que había apenas unos kilómetros mas al norte, en una cuidad bastante avanzada y con mucha población...

Este día era como cualquier otro, no sospechaba que su vida cambiaría... En el camino a su casa.. escuchó un ruido, un quejido, se asustó cuando vió que, en el suelo, entre las hojas había un joven al que nunca había visto antes, pues nunca había tenido contacto con un ser humano... su eterna curiosidad la llevó hacia él, se sentó a su lado y le dió un vaso de miel... Lo miró por mucho tiempo... miraba su apariencia... tenía ojos verdes, pelo oscuro y una linda sonrisa.. algo en él le atraía se acercó y lo besó.... el la abrazó y ella sintió felicidad. Pero luego el la comenzó a abrazar demasiado fuerte, quitó la flor de su cabello y la empujó. Ella sorprendida no supo cómo reaccionar y atónita vió como este desconocido le quitaba los pétalos a esa rosada flor... Y uno a uno los pétalos fueron cayendo...

Sintió una profunda pena... y lágrimas salieron de sus ojos.. poco a poco su fuccia cabello comenzó a desteñirse, al igual que su vestido y sus ojos color arcorirs, la flor se marchitó en las manos de aquel joven... Lo comprendió.. había conocido la maldad...*¤

[si es que pueden, mientras lean este cuento, escuchen eternal de evanescence ahi me piden que se las mande, o leanlo asi noma =)]

¤*.. Era inútil, estaba perdido, se resignó.
Andrés tenía 19 años cuando decidió hacer un viaje personal y se fué a mochilear al sur de Chile, nunca supo por qué se iba a mochilear, sólo sintió que debía hacerlo, era como que algo le decía que tenía que hace ese viaje y como él era impulsivo, siguió este sentimiento.
Este impulso lo llevó a Concepción, luego a Santa Juana y después a Río Lía, que es una zona rural rodeada de bosques ubicada por el sector.

Dejó sus cosas en la cabaña y partió al bosque, el cual era hermoso, de esos que uno piensa que en verdad es tierra virgen y que no muestra rastro del paso del hombre. Luego de varias horas allá, perdió el camino y el sentido de orientación. Era inútil, estaba perdido, se resignó.

Se sentó a la orilla de un río y cayó en un profundo sueño en el cual habían espadas y mariposas...

Una gota, dos gotas, tres gotas. Abrió los ojos, era de noche y la luna llena se asomaba entre las nubes. Cuatro gotas,cinco gotas, seis gotas. Comenzaba a llovar y él no sabía dónde estaba y mucho menos cómo volver.

Ese olor a humedad resfrescante le dió calma y paz, pero sintió algo extraño, se dió vuelta, una mujer estaba parada frente a él. Llevaba un vestido largo color morado de seda, caían los trozos de tela hacia el suelo simulando el efecto de una cascada y al mismo tiempo ondulaba con el viento. Pelo oscuro, ojos café y en su pelo, una mariposa.
Era como una mezcla entre niña y mujer. Mil sentimientos invadieron su ser, ternura, deseo, intriga, amor, odio, alegría, angustia, paz, inquietud.

La mujer le sonrió, no fue una sonrisa que expresaba felicidad, sino que expresaba inocencia y tenía un dejo de travesura.
Con esa sonrisa la mujer se dio vuelta y corrió hacia el bosque. Andrés, pasmado, corrió tras ella, pues, la intriga era demasiada.

Ella corría al ritmo de la lluvia y con tal agilidad, que parecía que volaba. Las telas de su vestido ondulaban de tal forma, que simulaban un río torrentoso y lleno de vida. A ratos se daba vuelta y reía, giraba, daba vueltas y seguía corriendo. Andrés la seguía, nunca había corrido tanto y menos en la lluvia, que cantaba su canción y le daba más energía para seguir corriendo.

Un relámpago iluminó todo, se encontró a sí mismo en un claro del bosque. Ella se había detenido y estab de espaldas hacia el. El se acercó, ella se volteó, una lágrima inconfundible entre la lluvia cayó por su mejilla. Andrés no entendía nada, pronto notó que también lloraba.

Ella extendió su mano y le dió algo a Andrés, era una burbuja, adentro, una mariposa morada revoloteaba. Ella lo besó en la mejilla y pronto Andrés vió como ella, sin moverse, se alejaba, el bosque se alejaba, la lluvia se alejaba, la luna se alejaba...

Abrió los ojos, estaba en la cabaña, en el mismo cuarto donde había despertado el día anterior. ¿Había sido todo un sueño? Miró por la ventana, un sol radiante de mediodía lo abrazó.

Sintió que se ahogaba, le faltaba la respiración, tosía, tosía y tosió hasta que de su boca salió nada más y nada menos que una traviesa mariposa morada que, un tanto aturdida, salió por la ventana y voló hacia el bosque...*¤

[sé q el cuento no tiene sentido, no desenlace ni weas raras.. pero es lo q hay =/]